Cada día me gusta vivir más en mi pueblo, en Vélez. Me gusta por muchas cosas, más ahora que se parece a una peli de Tarantino, con sus esquemas de "flash-back" constantes, ese ritmo engancha.
La peli de los últimos meses de mi calle ha sido mejor que Pulp Fiction. La podríamos haber llamado "Malditas Obras". Resulta que la primera secuencia nos narra durante un mes como se levantan las baldosas de toda la calle, baldosas que un año y medio antes se levantaron y colocaron por eso de las obras del gas. Colocación a toda máquina, a una media de 6 baldosas por día entre 8 operarios. Un día y otro día, así se terminan nuestra primeras obras.
La segunda escena transcurre en la misma calle, el camión de los 200.000 euros en alquitrán echa su ración en la calle. Después pintura para delimitar, aún no hemos cogido el ritmo Quentin, pero ánimo, que ahora empieza lo bueno.
El tercer acto vemos como en la otra parte de la calle se empieza a levantar unos 30 m2 dejando sin validez la capa de pintura y asfalto. Otro mes más al mismo ritmo. Demasiado para el cuerpo. Mismo ritmo con la mitad de técnicos.
Tras un agotadora campaña, se consigue el ansiado fin, a medias, sólo queda recoger los dos contenedores abandonados en la vía pública durante casi 2 semanas, sirviendo de depósitos de basura alternativos.
Como broche final, después de terminadas todas las secuencias, se está acomentiendo (me gusta esta palabra tan políticamente correcta) a la perforación de parte de la vía asfaltada. Ni el maestro cinematográfico hubiera ideado tal guión. Sólo eché en falta al señor Lobo, el que solucionaba problemas.
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