domingo, 18 de abril de 2010

COPIAR Y PEGAR

Voy a colocar una opinión proveniente de otro medio de la red. Trata de un tema muy espinoso del municipio veleño y nos cuenta algo que ya sabíamos, por eso lo cuelgo aquí, porque creía que yo era el único que sería capaz de decirlo:

"Ayer estuve cenando con mi hermano y mi cuñada. Ellos me hablaron de un nuevo entramado urbanístico que se está generando en el Trapiche. Detrás de todo esto se encuentra SALSA Inmobiliaria, es decir, los herederos del “todopoderoso” Larios. Lo gracioso es que hay un partido político, Izquierda Unida, cuya posición siempre se ha caracterizado por criticar el poder caciquil de Larios, sólo que ahora está cogido de la mano de su “adversario histórico” en un proyecto que acarreará una tormenta política si la cuestión no se encauza correctamente.

El proyecto posee una primera fachada. Se trata de construir un Centro de Transporte en el sector 7 del Trapiche en cuyo lugar se aglutinarán concesionarios, garajes, autoescuelas, estacionamiento de camiones y tiendas variadas. Pero tras el telón, se encuentra otra realidad distinta; otro pelotazo urbanístico. Pretenden construir zonas residenciales, centros comerciales y espacio para el ocio en el que entrarían cines, zonas deportivas y un pequeño aeropuerto. Desde esta óptica tales proposiciones traerían mano de obra para el sector del ladrillo y, cómo no, muchos contratos aliviando el excesivo número de desempleados veleños. Sumado a ello, Vélez se expandiría hacia el norte, ampliando su núcleo poblacional.

Por el contrario, si permitimos que esto se lleve a cabo, tal y como se ha venido haciendo durante la época de bonanza económica, daremos el tiro de gracia al sector agrícola, tan castigado, olvidado y precario; y cerraremos las puertas a futuros proyectos de sostenibilidad campo – ciudad.

A mi modo de ver, la agricultura es nuestra principal fuente económica (sin contar el turismo). Es sumamente triste que no exista una política apropiada que realce la agricultura de las pequeñas propiedades del municipio. Cada vez son más los labradores de avanzada edad que venden sus tierras porque nadie se hace cargo de ellas. Y, Claro, esas tierras acaban edificándose.

Hace poco un conocido me habló de las ganancias que generaría aquí la creación de fábricas de envase y de conservación de alimentos. Sería una excelente iniciativa con resultados muy positivos, además de incentivar la producción en el campo.

Pero la cuestión es otra. SALSA sigue siendo un cacique. Tiene un enorme poder y lo ejerce como antaño: Con astucia y prepotencia. Antiguamente, Larios extorsionaba a los pequeños propietarios obligándolos a cultivar sus tierras de caña de azúcar y a entregar el fruto en sus fábricas. Empleaba métodos rastreros para comprar propiedades que más tarde arrendaba a sus secuaces. A principios del siglo XX Larios logró concentrar casi la totalidad de las tierras de la Vega del río Vélez. En la actualidad, como la agricultura no es una fuente de ingresos potencialmente importante, ha abandonado el campo, pero sigue arrendando como antaño. Esta vez lo hace con las de la ley: Construye un soberbio centro comercial, lo acondiciona; llegan las multinacionales, alquilan un trocito de local y Larios se forra.

Esto es lo que quieren hacer en el Trapiche, a lo que habría que sumar la especulación inmobiliaria: Otra mina de oro, pues SALSA se ha caracterizado por edificar para la clase social alta.
No obstante, Ha surgido un problema capital para sus planes. El sector 7 tiene terrenos rurales y no industriales, por lo tanto no se puede edificar para tal fin. Igualmente, es un lugar clasificado como zona de alto riesgo por inundación ya que linda con el río. Ante tales obstáculos SALSA (aprobado el Ayuntamiento de Vélez) ha optado por recalificar esas tierras de categoría rural a categoría industrial así como construir un dique de contención ante posibles desboques. De este modo, y tras esta operación, únicamente les queda comprar y edificar.

El sector 7 está formado por pequeños propietarios, labradores cuyo único sustento económico siempre ha sido la agricultura. Muchos de ellos son personas de avanzada edad, jubiladas. La compra de sus tierras les daría una jubiles benigna.

No obstante, aquí subyace la cuestión. SALSA quiere obligar a los propietarios del sector 7 a subsanar los gastos del asfaltado, alumbrado, alcantarillado y, aún más, del dique de contención. En 3 años habrían de buscar el dinero (buscándose la vida con los bancos – como dijo uno de aquí). Y, eso es lo más fuerte, si no pueden pagarlo, SALSA les desahucia. Algunos labradores ya han recibido la visita de numerosos corredores, mandados por SALSA, con la misión de asustarlos y hacer que cedan. De este modo, han sido varios los que han vendido sus tierras a un precio ridículo.

Si consiguen que el 51% de los propietarios del sector 7 estén a favor de vender sus tierras, conseguirán que el proyecto se lleve a cabo y los costes de la futura zona urbanizable recaigan en ellos. El sector 7 quiere salirse del proyecto, pues están en juego su propia economía y sus propias tierras, malvendidas o desahuciadas bajo “extorsión legal”.

Pero pongamos un ejemplo: En función de los metros cuadrados, el pago es mayor o menor. Los abogados del secot 7 afirman que de “cargas externas” (lo que tendrían que pagar los propietarios obligatoriamente) Saldrían más de 100 euros por metro cuadrado; Una persona con 2.000 metros cuadrados de campo (una muy pequeña propiedad) estaría obligado a pagar a Salsa 200.000 euros, unos 33 millones de las antiguas pesetas. ¿De dónde van a sacar ese dinero? ¡Sería imposible!

En este juego existe algo oscuro, en el que se mueven grandes intereses y en el que se manejan los hilos con facilidad, siempre empleando el dichoso dinero para comprar la voluntad de las personas. Y SALSA es especialista en ello. Porque seguro que habrá personas implicadas: Políticos, funcionarios, propietarios y empresarios. Todos se quieren zampar un buen trozo del pastel.

Los propietarios del sector 7 se reunieron con un abogado y éste les explicó que un proyecto como este requiere de 5 años, pero que, casualidades de la vida, se va a aprobar en un año y medio."

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